Lydia Valentín Pérez; española, de 33 años, en 2012 se coronó como campeona olímpica y campeona mundial en 2017. Esta tremenda mujer compite en uno de los deportes de fuerza y técnica más importantes del mundo, en la categoría de 75Kg, también ha participado en juegos olímpicos en Pekín en 2008, donde alcanzó el quinto puesto. Con un total de 250Kg, en Arrancada 115Kg (Snatch) y en Dos Tiempos 135Kg (Clean & Jerk).
Lydia Valentín es una de esas deportistas; que ha sorprendido al mundo por su frialdad ante el trato con otras rivales, y su carácter competitivo, cosa que pudo notarse, en el Mundial de 2017, logrando un total de 258Kg, con un Snatch de 140Kg, y un Clean&Jerk de 118Kg. Sorprendiendo al mundo, sin hablar de aquel peculiar grito que hace antes de hacer su levantamiento.
Quizás el aspecto más notorio de Lydia, es su dedicación en el largo plazo, ya que cuando niña, fue vista como una chica que gustaba de los retos, cosa que hizo que fuera fichada por un entrenador que vio en ella un talento nato para competir, y ese deseo de cada vez desafiarse. Lo que hizo que a temprana edad se interesara por la Halterofilia.
Aunque dentro de sus planes, ya hay interés por retirarse; lo cierto es que ella piensa que las medallas son consecuencia meramente del esfuerzo; y que dar todo se sí misma, es lo que cuenta.
Sea como sea ella es una atleta que debe recibir todos los honores.
Dopaje.
Años después de su participación en Pekín 2008; logró el quinto puesto, pero 10 años después; dado las pruebas de dopaje de sus rivales, se le coronó con la medalla de Plata. Sin embargo, posteriormente; se le coronó como campeona mundial. Aquí aprovecho para incluir una pequeña opinión personal.
Dado los años que ella lleva entrenando; es claro que su cuerpo hay ido desarrollando, técnica, elasticidad y fuerza. Y es natural pensar que sus marcas son el resultado del trabajo duro, sin embargo; solo ella, sabe si en algún momento se habrá dopado o no. Esperemos que no, y que sea genuina, esto me trae a colación el caso de Marion Jones; quien juró nunca haberse dopado, para años más tarde tener que entregar sus medallas por dopaje.
De cualquier manera, siempre he dicho; que con picarse, uno no logra tener el empeño, las ganas y el riesgo que implican los entrenamientos de fuerza. Es decir, si el éxito de un atleta es sólo gracias al uso de fármacos, bien podría decirse que bastaría con meterse la farmacia entera, y listo; ser campeona mundial.
